La Sexualidad Es de Dios



La sexualidad es una parte notable de la estructura humana. Es tergiversada por nuestra cultura que exagera lo sensual, y avalúa los valores y belleza desde un punto de vista puramente físico. El punto de vista de este escrito, de que la sexualidad es de Dios, recibe poca atención de las masas. La apoyada inmoralidad vergonzosa y ejemplificada por la mayoría en los pasatiempos del mundo, y por algunos oficiales elegidos, no está siendo aceptada lentamente sino muy seguramente como una norma apropiada. Nuestros hijos, cuyas inexperiencias los hacen especialmente mas vulnerables, están siendo expuestos a ejemplos de sus compañeros, y en algunos casos de sus maestros, en las escuelas públicas defendiendo y practicando la unión sexual que es pecaminosa: Ya sea aparte de la relación matrimonial, o violando la relación matrimonial, u homosexual. ¿Tiene esto mucho efecto sobre los no experimentados? Bueno, entre los cristianos generalmente ha habido un efecto devastador en un número significante que sería identificado como experimentado, incluyendo una aterradora proporción de predicadores y ancianos. Siendo tal el caso, ¿cómo no se puede tener la clase de efecto más perjudicial sobre aquellos sin experiencia? Combine el poder de la joven fuerza sexual con las recomendaciones de los atisbadores y los papeles modelos que ellos libremente indulgen, y tendrá la presión más irresistible.

Por tanto, ¿qué podemos hacer? No podemos aislarnos físicamente nosotros mismos, o a nuestros hijos de los ejemplos e instrucciones inmorales del mundo, ¿qué podemos hacer? La cosa que podemos, y debemos hacer, es informar, adoctrinar, enseñar, instruir: Imprimir en sus mentes profunda y positivamente la verdad de la proposición de esta lección: “¡La sexualidad es de Dios!” “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (Salmo 119:11).

La sexualidad hace referencia a la “Cualidad o estado de ser sexual; posesión o ejercicio de la función sexual, apetitos, etc”. Decir que la sexualidad “es de Dios” es afirmar que esta área de la actividad humana se origina con Dios, tiene la aprobación de Dios, y está sujeta a las regulaciones impuestas por Dios.

Esta proposición es objecionable para las personas en los extremos opuestos de la practica sexual. Un extremo sostiene que todas las actividades sexuales son sucias o vergonzosas, a lo mejor, un “mal necesario”. El otro lado menosprecia toda regulación de la actividad sexual como constituyendo una“prohibición” y de esta manera necesariamente mala, forzosa. Si la proposición en efecto es verdad, entonces ambas negaciones de la proposición están en error, y son indignas de aplicación.

La Proposición es Verdad:

“La Sexualidad es de Dios”

Dios Creó al Hombre Sexual

El Creador de todo creó al hombre sexual, eso es, “varón y hembra los creó” (Gén. 1:27). Una de las razones para crear al hombre de esta manera está declarado en Génesis 2:18, - “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él”. Todas las otras criaturas que hizo, no las consideró “idóneas” para el hombre; por tanto, para llevar a cabo Su propósito, Jehová Dios le hizo “una mujer, y la trajo al hombre”(Gén. 2:22). Jesús tenía en mente los eventos de este sexto día de la creación cuando contestó la pregunta acerca de repudiar a una mujer por cualquier causa, por medio de decir: “¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne...” (Mat. 19:4-6). Incontestablemente, la sexualidad es de Dios: El hizo así al hombre.

Dios Dio el Propósito Para la Sexualidad

Sabemos que la sexualidad es de Dios, también, porque El la designó para llevar a cabo Su propio propósito. El reporte de habiéndolos creado “varón y hembra” es seguido por estas palabras: “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread...”(Gén. 1:28). Como lo hizo con otras cosas, Dios hizo el principio por un milagro, el primer hombre y mujer fueron creados ya grandes, pero todo el proceso de población de la tierra fue llevado a cabo acorde a la ley, la ley de la procreación.

Dios Ordenó la Expresión Legitima de la Sexualidad

La sexualidad es de Dios, porque El ordenó Su legitima expresión. El Espíritu Santo a través de Pablo nos informa, 1 Tesalonicenses 4:3-4 - “Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicacyón; que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor”. Si Dios no ha hablado, entonces “si esto se siente bien para hacerlo” es un modelo de conducta sexual tan apropiado como cualquier otro. El hecho de que Dios ha hablado, lo que nos ha revelado como la“voluntad de Dios” sobre el tema de que podemos actuar “en santidad y honor”, es otra prueba de la proposición de que la “Sexualidad es de Dios”.

Dios Reguló la Conducta Sexual

Ultimo en orden pero no en importancia es la consideración de que Dios ha regulado, antes que prohibido, la actividad sexual. Eso que es ofensivo para El, es capaz de prohibirlo. Las declaraciones de prohibición de ciertas clases de actividad sexual indican la aprobación de otras clases; como: “Pero a causa de las fornicaciones (la actividad prohibida) cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido” (la actividad correcta), 1 Corintios 7:2. La Biblia enseña que la sexualidad es de Dios. La proposición es verdad.

Puesto Que la Proposición es Verdad

La Sexualidad es Buena

Siendo verdad que la sexualidad es de Dios, se sigue que la sexualidad es buena; y esta es la declaración de Génesis 1:31 - “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera...”

Si la sexualidad es buena, ¿entonces qué de la noción de que la actividad sexual es sucia, fundamentalmente vergonzosa? Algunos acusan a aquellos que buscan obedecer la regulación divina de la sexualidad de tener una visión embarazosa y distorsionada de la sexualidad debido a esa regulación. El problema se extiende al permitir que los hedonistas jueguen embustes semánticos con nosotros. Hay considerable diferencia entre lo que es“vergonzoso” y lo que es “privado”- aunque la conducta desarrollándose fuera de cada una podría parecer similar. La conducta sexual correcta, la cual consideraremos más tarde, envuelve a un hombre y una mujer que son marido y mujer; esto es descrito por Jesús con la frase, “una sola carne”; y con la frase es descrita la más intima de las relaciones humanas. No hay nada vergonzoso en esa intimidad con su experiencia sexual; pero allí hay, muy ciertamente, algo privado. Aquellos que despliegan a los extraños los momentos más íntimos de su relación deberían estar avergonzados, pero la vergüenza procederá de su inexcusable vulgaridad de la unidad. El hecho de que muchas funciones humanas - el baño, la eliminación, etc., - son privadas, no significa que sean vergonzosas.

La sexualidad es buena, ¿pero no es mejor el celibato? No hay espiritualidad inherente - y hay riesgo inherente - en el celibato. Algunos argumentan por la vida célibe para su “clero” con la afirmación de que la actividad sexual es contaminadora. Esta visión es sostenida a despecho de la sabiduría expresada del Dios Todopoderoso, quien dijo: “No es bueno que el hombre esté solo”(Gén. 2:18). Esta visión es sostenida, también, en defensa de los hechos de la historia así exhibidos en el estado del apóstol Pedro como hombre casado,Mateo 8:14; 1 Corintios 9:5. Las palabras del apóstol Pablo de la restricción acerca del matrimonio, encontradas en 1 Corintios 7, deben ser entendidas como proferidas en vista de la “causa de la necesidad que apremia” (v.26) de la cual habló; aun así, dijo en el versículo 9 - “Pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando” (y confiere también el versículo 5). Uno no es más puro, porque él o ella sea célibe, que él que es sexualmente activo en armonía con la voluntad de Dios.

Una vida célibe podría volverse necesaria. Jesús dijo: “Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de la madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba” (Mateo 19:12). Hay tres grupos en perspectiva en este versículo: Los eunucos congénitos, “nacieron así”; los eunucos quirúrgicos,“son hechos eunucos por los hombres”; y los eunucos determinados, “a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos”. El último grupo no es la meta de todos, pero en el contexto es la circunstancia de ciertos que deben trabajar para servirle al Señor.

Una tercera observación en conexión con esta parte de nuestro estudio es, que la actividad sexual permisible no está confinada a los esfuerzos procreativos. La afirmación Católica de que todo intercambio sexual debe ser para la procreación, y que por tanto, los métodos de contraconcepción deben ser pecaminosos, rechaza nuevamente lo que Dios ha hablado acerca de la sexualidad. Debe ser concedido, que la sexualidad es eso por medio de lo cual la raza es propagada, pero Dios hizo al hombre diferente de los animales. Los apetitos sexuales humanos son volitivos antes que de temporadas, y Dios proveyó al hombre con una relación - la única relación - en que estos apetitos pueden ser suplidos. Considere el lenguaje empleado en 1 Corintios 7:2 -“Pero a causa de las fornicaciones, cada uno ... y cada una ...” No “a causa de la procreación”, Sino “a causa de las fornicaciones”. Ya ha sido notado que la sexualidad provee para el marido y la esposa los momentos de mayor intimidad; Dios no ha limitado tales esfuerzos para aumentar el tamaño de la familia.

La Sexualidad Está Regulada Por Dios

Lo que Dios nos ha hablado en Su Hijo determina lo correcto o incorrecto en todas las áreas. Pablo dijo: “Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros” (1 Corintios 4:6). Debemos aprender a no ir más allá de lo que está escrito: No tendremos conocimiento en las cosas pertenecientes a Dios y nuestro servicio hacia El para las cuales no podamos citar un “así dice el Señor”. Esto no es menos verdad en el campo de la sexualidad; Dios ha hablado, y el hombre debe obedecer.

La Sexualidad Envuelve al Hombre y la Mujer

Dios ha dicho, primero que todo, que la sexualidad humana debe envolver un hombre y una mujer. En el proceso de proveer para el hombre una “ayuda idónea” (Génesis 2:18), el registro declara que “Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre” (Génesis 2:21-22). Lo que fue “idóneo” o conveniente para el hombre fue revelado ser la mujer que Jehová proveyó.

Algunos ponen hombre con hombre, o mujer con mujer. Hoy día ellos tratan de eufemizarlo con la palabra “gay” como un “estilo de vida alternativo”. La palabra que describe precisamente esto es homosexualidad; y la homosexualidad es una perversión, impía y vil. El registro del comienzo de este pecado se encuentra en Génesis 19:4-7. Los ángeles que habían aceptado la invitación de Lot para morar en su casa se convirtieron en el blanco de la codicia pervertida de los hombres de Sodoma. El registro declara: “Pero antes que se acostasen, rodearon la casa los hombres de Sodoma, todo el pueblo junto, desde el más joven hasta el más viejo. Y llamaron a Lot, y le dijeron: ¿Dónde están los varones que vinieron a ti esta noche? Sácalos, para que los conozcamos. Entonces Lot salió a ellos a la puerta, y cerró la puerta tras sí, y dijo: Os ruego, hermanos míos, que no hagáis tal maldad”. Una de las afirmaciones mas ignorantes y descaradas que en algún momento he escuchado es la que dice que la Biblia no condena la homosexualidad. ¿Cómo pueden las personas afirmar eso al tratar con pasajes como este que acabamos de leer? ¿Niegan ellos que los hombres de Sodoma tenían planes sexuales sobre los ángeles? Entonces, deben primero persuadir a Lot, cuya creencia de que el deseo homosexual motivó a los hombres de Sodoma está claramente revelado en su pasmoso ofrecimiento en el versículo siguiente: “He aquí ahora yo tengo dos hijas que no han conocido varón; os las sacaré fuera, y haced de ellas como bien os pareciere; solamente que a estos varones no hagáis nada, pues que vinieron a la sombra de mi tejado” (Génesis 19:8). Lot sabía lo que querían, y lo llamó maldad.

En su carta a los Romanos, Pablo escribió de algunos que se volvieron vanos en sus razonamientos, y cuyos corazones insensibles estaban oscurecidos. Dijo: Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombre, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío” (Romanos 1:26 y Sig.). ¿Identificó Pablo la homosexualidad como un estilo de vida “alternativo”, “gay”? No; lo describió como una “pasión vergonzosa”, como “contra naturaleza”, como un“hecho (o acto) vergonzoso”. Y, usted sabe, no importa quien lo diga, quien lo practique, quien legisle, o quien decrete, de otra manera: La homosexualidad es perversión, impiedad, vileza. La homosexualidad es una elección, y es una elección pecaminosa; de ella se debe arrepentir uno si quiere heredar el reino de Dios, 1 Corintios 6:9-11, y otros.

La Sexualidad Envuelve un Marido

y una Esposa

La sexualidad regulada por Dios requiere de esta manera que un hombre y una mujer estén implicados; y además, el hombre y la mujer deben ser marido y mujer — el uno con el otro. 1 Corintios 7:2 - Pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una su propio marido”. El matrimonio es la relación provista para la actividad sexual. El escritor Hebreo dijo: “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y adúlteros los juzgará Dios” (Hebreos 13:4). Las siguientes observaciones refieren la regulación.`

1. En vista de que la actividad sexual debe ser entre una mujer y su marido; la actividad sexual fuera del matrimonio no está autorizada, y es identificada como fornicación. Dios dijo: “Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca” (1 Corintios 6:18). Apocalipsis 21:8 identifica al fornicario como encontrando su parte con los cobardes, incrédulos, los abominables, los homicidas, los hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos “en el lago que arde con fuego y azufre que es la muerte segunda”.

2. Desde que la actividad sexual debe ser entre un marido y su esposa, la actividad sexual que viola el voto matrimonial es el adulterio. Pablo escribió: “Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera”(Romanos 7:3). Jesús dijo que en el matrimonio “los dos serán una sola carne” (Mateo 19:5). El adulterio traiciona la intimidad de la una sola carne. La actividad sexual es provista por Dios para el hombre con su propia esposa, para una mujer con su propio marido.

3. El hecho de que la actividad sexual en los humanos no es de temporadas, sino una cuestión de elección, debe afectar nuestra conducta y apariencia ante los demás. La excitación sexual entre los humanos levanta los sentidos corpóreos, primariamente lo que es visto y sentido. Es la responsabilidad de la persona que busca agradar a Dios ver lo que él o ella discrimina en la cuestión de aquellas cosas que tienden a excitar el anhelo sexual. ¿Recuerda al rey David? El registro nos dice que: “... vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa”. David se enteró de quien era ella, y que estaba casada. Sin embargo, “envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella” (2 Samuel 11:2,4). Ni David ni Betsabé eran animales; sus apetitos sexuales no eran involuntarios, ni eran cosas incontrolables para ellos. El, mirándola, codició la esposa de otro hombre, y cometió adulterio con ella.

¿Habría argumentado él que la ferocidad de su pasión lo dominó? La respuesta debe ser, que su pasión fue producida por su mirar indiscriminado, la exposición impudente del cuerpo de ella; y ambos tuvieron una elección. Ellos hicieron la elección incorrecta, y pecaron. La advertencia de Jesús en Mateo 5:28, me parece que es para ambos, para el hombre y la mujer: “...cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”. Esta no es una área para jugar, para coqueterías, toda mujer tiene la responsabilidad de considerar la forma en que aparece ante los ojos de aquellos que no son su marido, que su apariencia pueda cumplir con los requerimientos de pudor y modestia de 1 Timoteo 2:9. El hombre también tiene una responsabilidad: Debe recordar que algunas mujeres no tienen aspiraciones de piedad y santidad, y debe reconocer lo tal y estar en guardia contra la clase de pensamiento o mirada que sea sensual y lasciva.

Dios ha ordenado que el hombre y la mujer envueltos en actividades sexuales estén casados el uno con el otro, y que se conduzcan así mismos castamente.

La Sexualidad Dentro del Matrimonio

Dios también ha instruido a los maridos y esposas en cuanto a su conducta del uno hacia el otro en esta relación. En 1 Corintios 7:3, dijo: “El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido”. La significancia de la sexualidad humana está distorsionada grandemente en las mentes de las personas hoy día. En ninguna parte es más evidente que en la noción prevaleciente de que el intercambio sexual es una oportunidad para la gratificación sexual, del cumplimiento del yo, y que el compañero en tales diligencias no es mas que una “cosa” - un compañero de juego, algún uso. Al contrario, Dios demanda que el marido sea consciente de las necesidades y apetitos de su esposa. Este requerimiento envuelve a ese marido considerado, y a esa esposa considerada, en dar considerada atención a su compañero(a), también como a sus propias necesidades y placeres.

Luego en el versículo siguiente: “La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer” (1 Corintios 7:4). El lecho matrimonial y sus placeres no son un instrumento para ventajas ni un arma para venganzas. Los favores conyugales deben ser concedidos por el marido al deseo de su esposa, y por la esposa al deseo del marido. Debe haber “una sola carne”, en actitud y unión.

En el mismo pasaje hay una palabra de advertencia que no debe ser esquivada: “No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia” (1 Corintios 7:15). Las separaciones frívolas deberán ser evitadas, “a causa de las fornicaciones”. Un marido, o esposa, siendo “defraudado”, negándosele el descargo sexual correctamente asociado con el matrimonio, será vulnerable a la tentación por el diablo, y podría sucumbir debido a la falta de dominio propio. Si lo que Dios dijo en los versículos tres y cuatro no gobiernan el pensamiento y practica de un marido o esposa, el/ella deben considerar meditativamente el peligro latente revelado en el versículo cinco.

Hay ocasiones de separación que son inevitables, quizás debido a enfermedad, o las demandas del trabajo. El curso de la sabiduría es darse por avisado de la advertencia presentada aquí, de la vulnerabilidad implicada, y de ser extra cauteloso. Para “huir de la fornicación” uno debe resistir los principios.

Violación de la Sexualidad

La siguiente regulación de Dios en el campo de la sexualidad la cual miraremos es el castigo anexado a la traición de la “una sola carne”. Jesús dijo: “Cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera”(Mateo 19:9). Hemos hablado de la dependencia sin paralelo de la relación matrimonial, y de aquellos así relacionados siendo “una sola carne”. La vileza de la traición de esta tierna intimidad es observada, por el Señor, como de suficiente peso para permitir a la parte inocente, lesionada, la oportunidad para disolver la relación, y de volverse a casar con otro. Jesús dijo: “Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” (Mateo 19:6). Puesto que el que “se una con una ramera, es un cuerpo con ella” (1 Corintios 6:16), por uno probarse falso al compromiso por medio de estar unido a otro es identificado como una herida-ofensa no necesariamente para ser tolerada por la parte inocente. Sobre la decisión del inocente (no del culpable, no de algún juez) el fornicario es repudiado y el inocente es libre para volverse a casar.

Conclusión

En medio de una generación maligna y perversa, recordemos continuamente que la sexualidad humana es el producto del reconocimiento del Creador que“no es bueno que el hombre esté solo”, Génesis 2:18. Es de esta manera, simultáneamente, una bendición, y una ocasión de acatamiento.

(Gospel Anchor, Vol. 11, Pág. 37, Patrick Farish).

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