SANIDAD PARA EL CORAZÓN QUEBRANTADO

Sin duda, los conflictos y problemáticas que rodean al ser humano son muchos y complejos. Tratar de estudiar cada una de ellas nos podría tomar mucho tiempo y sin embargo, aún habría asuntos que quedarían sin tratar.


Como nuestro objetivo es entender la Consejería como ministerio y llegar a utilizarla como una herramienta para la edificación y restauración del Cuerpo de Cristo, intentaremos explicar algunas de estas problemáticas del hombre desde el punto de vista de la configuración del ser humano, del Plan de Dios y el deterioro que ha ido ocurriendo en el interior del hombre después de la caída.

Para ello utilizaremos el esquema del hombre como ser tripartito, donde quedaban claramente definidas las partes, y específicamente el alma estaba subdividida en mente, emociones y voluntad. Utilizando este esquema para una mejor comprensión, haremos un análisis del deterioro que ocurre en cada una de esas áreas en la vida del ser humano cuando se halla lejos de Dios, y el proceso que debería llevarse a cabo cuando entrega su vida a Cristo y va entregando cada una de estas áreas bajo Su Señorío.

En Proverbios 4:23 se nos advierte que nuestro corazón debe ser guardado por sobre todas las cosas porque de él mana la vida, pero ¿qué es el corazón? Se reconoce el corazón como una expresión figurativa para referirse al centro de la vida del ser humano. Es un receptáculo de emociones, recuerdos, de informaciones y todo cuanto quede allí registrado. En pocas palabras es la esencia del hombre.

Proverbios 23:7 dice que lo que tengamos almacenado en nuestro corazón afectará nuestra visión del mundo o de nosotros mismos: “Por que tal es el pensamiento en su corazón, tal es él”.
En Jeremías 17:9 dice que nuestro “corazón es engañoso” más que todas las cosas. Si hay engaño en nuestro corazón, nuestra visión del mundo será engañosa y filtraremos todo a través de esa mentira. Por la misma razón, así como de nuestro corazón puede fluir vida según el texto anterior, puede fluir también la muerte, si lo que hay en él es engaño.
Entonces, ¿cuánto de lo que hay en nuestro corazón es verdad y cuánto es engaño? La segunda parte del texto de Jeremías dice que sólo Dios conoce el corazón del hombre y puede examinarlo; por eso debemos dejar que Él escudriñe nuestro corazón y nos muestre cuánto de lo que hay allí es verdad y cuánto es engaño (Salmos 139:23).

Áreas del corazón:
1. Conocida por mí y por todos los que me rodean
2. Conocida por mí y desconocida para la mayoría
3. Conocida por otros pero desconocida por mí
4. Desconocida por mí; sólo Dios conoce.

En algunos casos es necesaria una revelación de Dios para conocer el área oculta del corazón. No debemos olvidar que lo que pensamos lo reflejamos en nuestro hablar y lo que sentimos en nuestras actitudes. En algunos casos, hay una división entre lo que pensamos y lo que sentimos y se llega a producir una dualidad interna.

1) MENTE - ENGAÑO
En la mente dijimos que se encuentran nuestros pensamientos y se desarrollan los procesos cognitivos del ser humano. Nuestra mente que tiene una capacidad ilimitada de almacenamiento, en ella guardamos todas las informaciones, recuerdos, conocimientos, etc.
A nivel de mente, el trabajo del enemigo ha sido engañar al ser humano desde el huerto del Edén. Se mueve a nivel de nuestros pensamientos, y debido a que no tiene la misma capacidad omnisciente de Dios de leer lo que pensamos, se ocupa de sembrar en nuestra mente los pensamientos que desea, esperando que nosotros hagamos florecer estos pensamientos y que con posterioridad generemos una actitud.
El deterioro a nivel de mente en el ser humano puede afectar varias áreas, pero en especial nos referiremos a aquellas más relevantes, en las cuales el enemigo ha cambiado la VERDAD de Dios por una “mentira” disfrazada de verdad.
Cómo opera el engaño (Génesis 3):
a) El engaño es sutil - llega sin que le percibamos (v.1)
b) El engaño nos hace cambiar el punto de vista de las cosas - siembra la duda de la verdad y la hace parecer una mentira, presentando la mentira como una “verdad”(v.6)
c) El engaño actúa generalmente en soledad - “Mente vacía, oficina del diablo”
d) El engaño siempre tiene una “prueba falsa” y no busca la verdad - nos prueba que es así (v.6b)
e) El engañado se torna un engañador

Cuando el diablo siembra la duda en el corazón del hombre en el huerto de Edén respecto a Dios y a su carácter confiable, termina afectando la identidad del hombre. Antes, la identidad del hombre estaba sin duda en Dios, por ser su criatura, pero desde el momento en que el hombre se separa de Dios por el pecado y comienza a creer las mentiras del enemigo, su identidad también se pone en duda.
En su sentimiento de pérdida de identidad, se le hace necesario asignarse un valor, y es aquí donde el hombre comienza a buscar “cosas” para sentirse valioso, ya que no se siente valioso en sí mismo, al estar alejado de Dios, entonces busca “algo” que le haga valioso.
En este punto, encontramos que hasta el día de hoy el ser humano ha establecido un sistema de valores para asignarse ese valor ‘perdido’, para sentir que es algo o que no lo es. A esta escala de valores creada por el hombre con esta intención le llamaremos: Escala de valores del mundo.
· Valor de la Belleza externa
· Valor de la Productividad
· Valor de los Bienes Materiales
· Valor del Sexo, la Raza.
· Valor de la Intelectualidad
Como son valores finitos, son temporales, es decir la persona se sentirá valiosa mientras tenga ese bien o cumpla con los requisitos. No son valiosos en sí mismos, pues dependen de factores externos. Desde la infancia, a través del medio que le rodea (hogar, colegio, medios de comunicación, etc) la persona se va empapando de estos “falsos” valores y va construyendo su camino y su vida de acuerdo a ellos; tomando una visión equivocada tanto de la vida como de sí mismo.

AGENTES DE ENGAÑO
La Biblia nos presenta a Satanás como el Padre de la mentira o padre de engaño (Juan 8:44). Él es el engañador mayor, que ha engañado a los hombres desde la creación hasta el día de hoy. En Juan 10:10 Jesús dijo que el propósito de Satanás es:
· Hurtar
· Matar
· Destruir
Él desea robar sutilmente nuestra vida, identidad, destino, relación con Dios y todo lo que pueda. Desea destruirnos, porque somos criaturas de Dios. El campo de batalla donde él opera es la MENTE, donde debemos enfrentar una lucha constante contra su engaño. Su objetivo principal es apartarnos de Dios y allí radica su victoria y su poder se desata cuando estamos lejos de Dios y su verdad.
Satanás ha engañado a muchos, y éstos se han tornado a su vez agentes de engaño. A estos agentes de engaño o promotores del engaño les llamaremos “agentes engañadores”.

Generalmente son figuras de autoridad, personas que deberían representar en algún aspecto la imagen de Dios y que han servido de mediadores para transmitir un engaño. Normalmente son personas importantes para nosotros, personas a las cuales les damos mucha importancia, especialmente a lo que dicen, en distintas áreas o esferas de nuestra vida.

Algunos pueden ser:
· Padres
· Maestros
· Autoridades Eclesiásticas
· Autoridades Gubernamentales
· Medios de comunicación
· Iguales
· Nuestro propio corazón

Debemos tener en cuenta que desde el principio de la creación, los líderes han sido el blanco principal de Satanás en su estrategia de engaño porque ellos son los que tienen influencia sobre el resto de las personas y de forma directa o indirecta afectan el destino de otros (efecto dominó).
· Si un hombre peca, se afecta a si mismo.
· Si el padre peca, afecta a toda la familia.
· Si el líder del pueblo de Dios peca, Iglesia, familia e institución se dañan.
· Si un líder de estructura social peca, afecta a la sociedad.
· Si un servidor público peca, afecta a la localidad completa.
· Si un gobernante peca, toda la nación sufre.
El propósito del enemigo es deshonrar a Dios y perjudicar a su pueblo. Tratará de engañar al líder para hacerle renegar de Dios y para que le desobedezca. Finalmente este hombre engañado se transforma en un engañador o falso profeta.
En Ezequiel 13 dice que los falsos profetas:
· Profetizaban según su propio corazón
· Andaban en pos de su propio espíritu
· Engañaron al pueblo diciendo: Paz no habiendo paz.
· Ayudaron a recubrir lo malo.

En resumen, el alma del ser humano puede ser desviada del propósito de Dios a través del engaño. La mente, lugar donde están registrados nuestros pensamientos, donde radican nuestras estructuras cognitivas y nuestros valores, es el objetivo del enemigo que quiere que pensemos y actuemos de acuerdo a sus falsos valores y filosofías.
Muchos son los creyentes que aún habiendo llegado a Cristo y habiendo alcanzado la Salvación, no viven vidas victoriosas por encontrarse aún atados en sus mentes al engaño del enemigo y por estar condicionando sus vidas y acciones a los valores erróneos que el diablo ha plantado y que hoy en día llegan a ser “normales” para la sociedad en general.
Pero el hecho de que estos falsos “valores” se hayan generalizado no les hace verdaderos, ni absolutos, por lo tanto, debemos llegar ante Dios con un corazón dispuesto y dejar que escudriñe nuestra mente y nos muestre cuánto hay de engaño en nuestras vidas.

APRENDIENDO A DISCERNIR EL ENGAÑO
El don de discernimiento es un don dado por Dios a sus hijos para atender específicamente la necesidad de percibir los engaños del enemigo tanto en su propia vida como en la vida de los creyentes a los que tiene la oportunidad de ayudar.
Sin olvidar que el engaño opera en forma sutil, disfrazando una “mentira” como si fuera verdad, debemos estar atentos a detectarlo a tiempo y advertir a aquellos que están siendo llevados por el camino del engaño. La mejor manera de descubrir un engaño es exponiéndolo a la Palabra de Dios… si ese pensamiento es contrario a la Palabra de Dios, o se opone al Plan de Dios, alejándonos del Plan de Dios, es una mentira del diablo. Por lo tanto, debemos pedir al Señor que agudice nuestros sentidos y nos dé el discernimiento necesario para no ser engañados y para andar de acuerdo a la Verdad sin apartarnos de ella.

Ejemplos:
“Nadie me ama”
“Nunca nadie se ha interesado en mi”
“Si nos amamos, y Dios desea que seamos felices… no creo que se oponga a nuestro amor, porque él no es feliz con su esposa ni yo soy feliz con el mío”
“Los hombre son todos iguales, no se puede confiar en ellos”
“EN este mundo es imposible confiar en alguien”
“No tengo el cuerpo esbelto, por lo tanto soy despreciable”
“Hay muchas cosas de mi apariencia que me gustaría cambiar”
“No somos compatibles así que no creo que Dios quiera que sigamos sufriendo toda una vida juntos, por lo tanto debemos separarnos”
“Dios no debe querer que mi hijo nazca en estas condiciones” (aborto)


TRATAMIENTO DEL ENGAÑO

El único remedio para desbaratar el engaño en la mente del ser humano es que en medio de la tenebrosa oscuridad que reina la mente del hombre resplandezca la luz de Cristo. La luz de Cristo es la VERDAD de Dios, y Jesucristo se presentó a si mismo como LA VERDAD.
El entendimiento engañado o entenebrecido por las mentiras de Satanás sólo podrán ser libertados y los “ojos espirituales” de aquella persona abiertos, cuando sea expuesta a la Palabra de Dios, a los principios de la Palabra de Dios.
Esta realidad nos deja en claro que el proceso de sanidad en la vida de una persona, no involucra el hecho de que solamente sus emociones sean restauradas, sino que es necesario que primeramente su “entendimiento” sea sanado: que el “engaño” que hay en su corazón y que le ha llevado a tomar malas decisiones y a ser herido de la manera que fue, alejándose del Plan de Dios, sea “limpiado” y ese proceso sólo se llevará a cabo cuando la persona sea expuesta a la Palabra de Dios.
Por lo tanto, es necesario que un proceso de sanidad interior o de restauración de los corazones quebrantados incluya un tiempo de enseñanza, un tiempo de instrucción, donde mostremos el Plan perfecto de Dios, la voluntad de Dios y donde dejemos en evidencia a Satanás como enemigo de nuestras almas y como gestor de todo el proceso de deterioro en las vidas humanas.
Sólo la LUZ RESPLANDECIENTE DE LA VERDAD podrá libertar las mentes cautivas y preparar el camino para la completa sanidad del alma.

RENOVACIÓN DEL ENTENDIMIENTO

Como parte del proceso de restauración del ser humano y específicamente en el área de la mente, la Biblia nos dice en Romanos 12:2 que seamos transformados por medio de la “renovación de nuestro entendimiento”. Esto implica reeducar nuestros sentidos para captar aquellas cosas que son mentiras y que están en contra de la Verdad de Dios, y llenar nuestra mente con la Palabra de Dios, con sus principios, de manera que paulatinamente se vaya produciendo un “cambio” de mente.

Este proceso vendrá en la medida que conozcamos las Escrituras y los principios de Dios vayan formando parte de nuestro ser. Es el Espíritu Santo el que “vivifica”, es decir, da vida a la letra que leemos en la Biblia y le otorga un sentido único y especial aplicable, a nuestras vidas diariamente.

La proclamación con nuestros labios de la verdad de Dios será un arma poderosa contra el engaño. Al declarar la verdad de Dios por nuestra boca, aún que nuestras emociones sientan lo contrario liberará el proceso en nuestras vidas y comenzará la sanidad del alma herida.

2) EMOCIONES - HERIDA

Otra de las áreas afectadas por el pecado y las heridas son las emociones. Podríamos definirlas como el área sensible de nuestro corazón, donde están nuestros sentimientos. Así como en el área de la mente es el engaño el que causa estragos, en el área de las emociones es la HERIDA EMOCIONAL.
La herida produce inicialmente rechazo en el corazón de la persona. Entre todas las heridas interiores, el rechazo es una de las más profundas y también la más común. El rechazo resulta de la negación del amor. Cuando se es amado, se recibe aprobación y aceptación. Lo contrario a eso es el rechazo, que se manifiesta en: negar, repeler, rehusar, desairar, rehuir, despreciar, ignorar, descuidar, evitar, aborrecer y desaprobar.
Todos necesitamos amor. El amor es indispensable para que la persona crezca sana y saludable. El amor es para nosotros como la luz del sol y el agua son para una planta que está en crecimiento. Todo aquél que cree que no necesita amor de los demás está auto-engañado.
El rechazo causa heridas al “yo”. Cuando el “yo” se hiere se pueden originar muchas anormalidades en la personalidad, pues se vuelve peculiar e inestable en su comportamiento, actitudes y opiniones. Además, frecuentemente resultan enfermedades físicas como consecuencia del estrés emocional producido por el rechazo.

EL REINO DE AMOR
“DIOS ES AMOR”… (1 Juan 4:16) Y su reino es un reino de amor. La Biblia afirma de Dios que “ÉL nos amó primero” (4:19). Cuando Dios alcanzó al hombre en la redención, llegó en amor (Juan 3:16) y además “mostró su amor” para con nosotros al enviar a su Hijo (Rom 5:8).
Satanás odia el amor y se opone a Dios que es Amor. Él quiere destruir el amor porque no puede obrar en medio de un ambiente de amor, ya que es contrario a su naturaleza (Juan 8: 42-44).
El amor impide a Satanás afectar nuestras relaciones. Es por eso que la Palabra de Dios exhorta a los esposos a amar a sus esposas, a las esposas a amar a sus maridos, a los padres a amar a sus hijos y a los cristianos a amarse unos a otros. El amor derrota a las tinieblas, pero el rechazo abre las puertas para que el enemigo realice sus estrategias malignas.

DÉFICIT DE AMOR (carencia de amor)

El propósito de Dios era que el hombre y la mujer unidos en matrimonio formaran una familia. Esta familia, amparada por el compromiso del matrimonio que es un pacto ante Dios y los hombres, sería el contexto apropiado y seguro para el nacimiento de los hijos.

Parte de la voluntad de Dios para nosotros los seres humanos era que recibiésemos el amor que necesitamos en este ambiente protegido y a través de nuestros padres, que tenían como misión mostrarnos el amor de Dios Padre y enseñarnos el camino por el cual debíamos andar. En su rol profético (proclamar las bendiciones, edificar nuestra identidad, etc) y sacerdotal (llevarnos a Dios), nuestros padres tenían la misión de construir nuestra identidad y suplir nuestras necesidades de amor y protección.

Pero a pesar de que el plan de Dios fue perfecto, el pecado que entró en la humanidad fue tergiversando su propósito y el hombre se fue alejando de su perfecta voluntad. Eso conllevó a que aún desde el vientre, algunos padres comenzaran a traspasar a sus hijos rechazo en vez de aceptación y odio en vez de amor. Esta falta de amor desde la infancia se llama “déficit de amor”. El grado de déficit dependerá de cuán lejos haya estado ese hogar del perfecto plan de Dios.
Las consecuencias del déficit de amor son muchas, pero la más profunda es la dificultad que puede llegar a tener la persona que no recibió amor, para amar verdaderamente y recibir amor; esto se manifiesta en un problema de tipo social, dificultando sus relaciones interpersonales, laborales, de pareja, el futuro matrimonio, etc. También, a una persona con la imagen paternal y maternal afectada, puede resultarle difícil entender el amor de Dios, lo que puede acarrear problemas en su comunión íntima con Él.

Una vez que la herida de rechazo se introduce en la vida de una persona, comienzan a surgir dos problemas paralelos: el temor al rechazo y el auto-rechazo.

Temor al rechazo: Cuando se ha sufrido una herida emocional, existe la intención de prevenir heridas futuras. El temor a heridas adicionales le hace crear falsos mecanismos de defensa. Comienza a sospechar de las intenciones de los demás y a desarrollar desconfianza en sus motivos.

Auto-rechazo: Cuando una persona ha sufrido heridas de rechazo, es bien posible que comience a rechazarse a sí misma. Comienza a pensar que debe haber algún problema con ella para que la rechacen y que si tal vez fuera distinta sería aceptada. Tal vez el rechazo se haya manifestado en algún área específica, pero la persona puede llegar a generalizarlo o derivarlo a otras áreas. Ejemplo: Una mujer rechazada por su pareja, puede llegar a interpretarlo como un problema de apariencia y rechazar su aspecto considerándose fea.

El rechazo causa una herida, y esta herida puede llegar a ser una puerta abierta para la opresión del enemigo. Las raíces del rechazo pueden venir de:
· Concepción indeseada
· Fuera del matrimonio (producto de fornicación o adulterio)
· Muy temprana después del matrimonio
· Muy cercana al hijo anterior
· Por problemas financieros en la familia
· En medio de conflictos matrimoniales
· Planificación familiar completa
· Aborto como posibilidad o intento.
· Rechazo al niño por su sexo
· Por problemas físicos

Otros tipos de herida de rechazo:
· Rechazo por abandono o “sensación de abandono”
· Rechazo entre iguales (colegio - amistades)
· Rechazo en el matrimonio o por la pareja (novios - pololos)
· Rechazo en la Iglesia

La herida de rechazo puede producirse en cualquier etapa de la vida del individuo y por cualquier medio. Este rechazo que experimenta la persona le hará reaccionar de distintas maneras.
Quizás la consecuencia más notoria del rechazo en la vida de una persona sea el “déficit de amor” o carencia afectiva, que se produce en la vida de la persona a raíz de la negación del amor.
Este déficit podrá variar de una persona a otra y la respuesta será también distinta de una persona a otra. La intensidad o profundidad de este déficit también variará dependiendo de la cantidad y grado de heridas de rechazo que haya enfrentado la persona en su vida. Por supuesto, las personas que hayan sufrido el rechazo desde el vientre y repetidamente en la infancia hasta su edad adulta tendrán una carencia mayor que aquellos que fueron amados, deseados en el vientre, que fueron criados en hogares estables y que sólo experimentaron situaciones de rechazo tardíamente en su vida.

Una herida emocional produce dolor, y podríamos identificar entonces un ciclo que se produce en el corazón de la persona cada vez que experimenta el dolor emocional:

DOLOR > COMPENSACIÓN > PLACER > CULPA > DOLOR
Para aplacar el dolor que siente emocionalmente, recurrirá a algo que compense esa sensación de rechazo que siente, buscando “algo” que le provoque una sensación de placer, aunque sea momentánea. Estos podrían denominarse “analgésicos emocionales”, pues representan una forma de quitar temporalmente el dolor emocional que la persona experimenta.
Lamentablemente, debido a que estos analgésicos generalmente representan actitudes pecaminosas de una u otra manera, la persona experimenta placer momentáneo, pero de inmediato ese placer viene acompañado de culpabilidad por la mala acción, lo que provoca dolor nuevamente y entonces el ciclo vuelve a comenzar.

Analgésicos emocionales:
Algunos de ellos son:
· Comer por ansiedad (produce obesidad y el ciclo se mantiene)
· Dormir para huir
· Ver televisión
· Sexo como compensación
· Drogas
· Alcohol
· Internet
· Fumar
· Comprar compulsivamente
· Escuchar música
· Otros…
En realidad, todo aquello que hagamos con la finalidad de compensar el dolor de una herida, puede caer en la categoría de analgésico emocional. Algunas de estas cosas no representan un pecado en sí, si son administradas en la medida justa y si vienen en el contexto adecuado; pero se tornan una actitud pecaminosa cuando adquieren un lugar de importancia, tomando un lugar que debería ocupar Dios en nuestra vida y nos provocan dependencia (serán analizados en detalle en la próxima parte).

En este punto nos es necesario entender que toda HERIDA EMOCIONAL tiene su base en el engaño, pues nos aleja de la verdad de Dios, ya que aunque seamos rechazados efectivamente por nuestros seres queridos, la verdad es que no somos rechazados NUNCA por Dios, porque su amor es incondicional y permanece fiel independiente de las circunstancias. Lamentablemente a muchos el enemigo les ha hecho creer que son totalmente rechazados y que nadie les ama, profundizándoles así la herida del corazón.

OTROS TIPOS DE HERIDAS:
1. CAUSADAS POR ABUSO
a. Abuso Físico Sexual (Verbal o visual - Por defraudación - Manipulación - Deshonesto con violencia). Este tipo de herida produce en la persona: REBELIÓN, CULPA, IMPOTENCIA, VERGUENZA, ODIO, AUTO-RECHAZO.
b. Maltrato físico (Intrafamiliar - Externo). Produce en la víctima: REBELIÓN, IMPOTENCIA, RABIA, CULPA, SENTIMIENTO DE VENGANZA.
c. Abuso de autoridad (Padres autoritarios - Líderes eclesiásticos autoritarios - Empleadores déspotas - autoridades de gobierno). Produce en la víctima: IMPOTENCIA, REBELIÓN, RESENTIMIENTO, RENCOR, POR SER MOTIVADA POR MANIPULACIÓN.
d. Abuso Psicológico o emocional (con palabras - comparaciones) Produce en la víctima: RECHAZO, AUTOIMAGEN NEGATIVA, COMPARACIONES E INFERIORIDAD.

2. CAUSADAS POR ENGAÑO
· Respecto a Dios y su carácter
· Con el prójimo
3. CAUSADAS POR TOMAR EL DOLOR AJENO
4. CAUSADAS POR ENGAÑO O TRAICIÓN

Las heridas emocionales causadas por estos u otros motivos, afectan el corazón del ser humano, trayendo quebranto a su vida. En muchos casos las heridas causadas en edad temprana sin ser tratadas adecuadamente, llevan a la persona a crear sistemas de autodefensa y comenzar a construir su personalidad en torno a lo que ha ido percibiendo del mundo. En otros, han sufrido un “acomodo” y las personas han aprendido a vivir con esas “marcas”, llevándolas como heridas en su alma, pero nunca habiendo enfrentado verdaderamente un proceso de sanidad.
Dios desea sanar nuestras emociones dañadas, desea traer restauración en todas las áreas que fueron afectadas desde nuestra infancia.

CAMINO A LA SANIDAD…
En este caso, el camino a la libertad de las heridas emocionales está en estrecha relación con el AMOR. Así como la VERDAD es la que desbarata el ENGAÑO, el AMOR de Dios es el que cura las heridas del alma causadas por el RECHAZO, por el déficit de amor o por otros motivos que son consecuencia del deterioro del hombre.
La vía del AMOR es el camino que Dios nos muestra para ser sanados de las heridas emocionales. Esta vía del amor incluye tres aspectos:
· APRENDER A AMAR CON AMOR AGAPE
· PERDONAR A LOS QUE NOS HAN OFENDIDO O HERIDO, PARA SER LIBRES
· PEDIR PERDÓN A AQUELLOS QUE HEMOS AFECTADO Y RESTITUIR LAS HERIDAS QUE HEMOS CAUSADO.

Cuando tomamos este camino, estamos acercándonos a la Voluntad de Dios y Él completará la obra en nuestros corazones sanando nuestras emociones dañadas y restaurando nuestra relación con nosotros mismos, con nuestro prójimo y con Él mismo.

El mandamiento del Señor es “Ama a tu prójimo como a ti mismo” y en 1 Juan cita: ¿Cómo podemos amar a Dios a quien no hemos visto si no amamos a nuestro prójimo. Por tanto, el orden correcto es primero aprender a amarnos a nosotros mismos, luego aprender a amar al prójimo de tal manera que podamos realmente amar a Dios como corresponde.
El amor es la clave para la sanidad del alma, para la restauración de las emociones. En la medida que conozcamos el verdadero amor de Dios y lo practiquemos en nuestra vida, nuestros corazones serán sanados.

El conocimiento de Dios y el proceso de destrucción del engaño de nuestras mentes por medio de la renovación de nuestro entendimiento, será la base sobre la cual el Espíritu Santo podrá edificar. Al comenzar a comprender el verdadero propósito de Dios para nuestras vidas y comenzar a ver a Dios como realmente es y ya no más a través del velo que el enemigo tenía sobre nuestros ojos, comenzaremos a experimentar a Dios en forma personal y real en cada una de las áreas de nuestra vida y su carácter se hará tangible, especialmente en el proceso de sanidad de las heridas emocionales.
El llanto es una de las vías que Dios dejó para que nuestra alma pudiera ser sanada. Él ha prometido guardar cada una de esas lágrimas vertidas en una redoma, por lo tanto, debemos dejar que Dios sane nuestro corazón a través de las lágrimas y que coloque su bálsamo sobre nuestras heridas. Es necesario dejar que nuestra alma sea lavada del dolor, y que Dios restaure nuestro corazón quebrantado a través del llanto, principalmente cuando viene en el contexto de una ministración para sanidad.

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